Los colores de mi (memoria)

Si creciste en Puerto Rico, de seguro al ver la foto de arriba se te pegó la canción.
Famosa por ser un clásico anuncio de cine y considerada por muchos el verdadero himno de Puerto Rico, “Los colores de mi tierra” se metió en muchos de nuestros corazones desde niños y adolescentes.
Es tan popular, que todavía la ponen de vez en cuando, luego de tantos años desde que se lanzó a las salas de cine y a los televisores en nuestros hogares.
¿Habrá sido efectivo para el negocio? ¿Habrán vendido más latas de pintura gracias a ese anuncio? Yo no sé… solo sé que yo no pienso en Harris Paints cuando lo veo.
Yo solo pienso en amarillo mangó, verde quenepa. Pienso en el azul de adoquines, el rojo flamboyán y el turquesa del mar.
También pienso en popcorn, refresco y un chorro de dulces de contrabando en la cartera de mami, que se compraron en la farmacia, porque en el cine estaban demasiado caros.
Pienso en Icee, en el Cofre Mágico de Burger King y en juegos de Nintendo 64.
Pienso en los Simpsons a las 4pm por Univisión, en juegos de tazos, cartas de Pokémon y en amiguitos de la escuela.
Pienso en Time Out y en el violeta de las paredes del mejor cine que tenía Plaza las Américas: el que estaba donde ahora está Forever 21.
Pienso en días en los que odiaba que me regalaran ropa; solo quería juguetes. Donde creía que Santa Claus existía (SPOILER ALERT), y mi única preocupación era si la cadena de mi Huffy de 20 pulgadas tenía aceite, y que el vaso plástico que le pillé en la goma de atrás la hiciera sonar como una motora.
Los colores de mi tierra es más que un jingle para mí, y estoy seguro de que para muchos otros también.
Es un portal que me lleva a la nostalgia; pinta recuerdos de colores tan vivos, tan reales que me transportan a una época donde el cielo brillaba más azul, el pasto era más verde y todo era color de rosa.
Eso sí que es pintar tu vida.